martes, 7 de abril de 2015

Un porqué del despilfarro y la famosa burbuja


Corría el año 2003, cuando el gobierno alemán y francés tuvo la gran idea de ejercer presión sobre el banco central europeo (BCE), una institución que fue creada en el año 1998 y que nada más y nada menos es la que se encarga de manejar la política monetaria de los países de la Eurozona, en los que estaba y está incluido España. La presión que mencioné anteriormente desde Alemania y Francia hace referencia a la petición de los mismos para bajada de los tipos de interés. En esta época, tanto el gobierno de Alemania como el de Francia necesitaban financiar sus políticas de gasto público para el estímulo, todavía mayor de la economía.

Esta bajada de tipos de interés, no solo afectaba a estos países, sino también al resto de países dentro de la Eurozona, lo que provocó un flujo de crédito desmedido, tanto para empresas como para particulares. En particular en el caso de España nos encontrábamos en una situación de éxtasis y euforia económica, donde el precio de la vivienda no paró de crecer. Esta subida desmesurada del precio de la vivienda no significó la entrada de numerosos especuladores, sino que prácticamente todo el mundo, tanto especialistas en el sector como personas inexpertas se quisieron meter en este negocio aparentemente tan rentable y sin posibilidades de perder, ya que a este tipo de inmuebles en poco tiempo se le podía sacar una rentabilidad muy jugosa y tentadora como para quedarse fuera.

En estos famosos años de bonanza económica las arcas públicas se llenaban los bolsillos, lo que provocó el ensalce de políticas públicas casi imperialistas desde todos los puntos de España y desde todos los niveles, con la creación de aeropuertos, carreteras, líneas de tren, entre otras, casi sin importar si podían o no ser rentables. Tanto fue el derroche de dinero de todos los contribuyentes que cuando nos quisimos dar cuenta la burbuja nos había explotado en nuestras narices.

Con el estado y los ciudadanos endeudados empezó a suceder lo que solo pocos predecían y algunos otros no querían ver, el negocio inmobiliario que parecía ser tan redondo ya no lo era. Las fachadas de los edificios se empezaron a llenar de “Se vende”, lo que produjo un temor generalizado y por lo tanto una bajada en los precios de las viviendas. En este momento, las personas endeudadas por la compra de pisos ya no podían sacar la rentabilidad deseada, por lo que se cometieron impagos de créditos a las entidades con el procedente embargo de los inmuebles. Esto produjo una brusca paralización de la construcción de vivienda y por consiguiente la quiebra de inmobiliarias y empresas del sector, además de la pérdida de trabajo de miles de personas que se dedicaban a ello.


Este es solo el punto de partida de la crisis que actualmente sigue viviendo España y que ha generado tanta desconfianza e inestabilidad en el marco económico. Con ello debemos aprender a contener las políticas de gasto de dinero público, que no debemos olvidar nunca la procedencia del mismo, el bolsillo de los ciudadanos. 

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