viernes, 24 de abril de 2015

Sobre el trabajo y su retribución (reflexión sobre La Riqueza de las Naciones) Parte I




Este artículo que tratará de explicar el trabajo desde la perspectiva económica constará de dos partes que tratarán de resumir lo que ocurre con remuneraciones, sus elementos y las reacciones del mercado ante un cambio de variables desde el libro "La Riqueza de las Naciones" con varias reflexiones mías.

El trabajo que realizamos, tal y como lo conocemos hoy día, suele ser un trabajo especializado, ocupado de una tarea específica, llamado especialización del trabajo. Esta especialización ha permitido aumentar la producción de bienes y servicios hasta niveles increíbles lo que puede deberse a tres razones:

            -Consecución de una mayor destreza del trabajador particular.
            -Ahorro de tiempo al pasar de una ocupación a otra.
            -Invención de nuevas máquinas al conocer mejor su ocupación.

El ser humano está motivado a esta división del trabajo, ya que tiene la necesidad de permutar, cambiar, negociar… Debido a unas cualidades, se ocupará a una actividad específica que podrá cambiar por el producto de otras actividades, ya que la otra persona también necesitará cambiar su producto por otros para sobrevivir. Este intercambio por lo tanto se produce gracias al egoísmo, por querer estar mejor, el buscar el interés propio (sin hacer mal a nadie). De esta manera podemos asegurar que la gente pueda cubrir sus necesidades demostrándose como la más eficaz en nuestra historia económica. No se debe confundir egoísmo con pasar por encima de la otra persona, sino como la voluntad de auto consecución, de querer lo mejor para sí mismo y guardar lo que es suyo inherente al ser humano. Además este sistema, al apelar a este egoísmo sano, presenta un claro incentivo, una recompensa mayor de la que se podría sacar de otra manera, y al ser mayor esta recompensa, mayor será el crecimiento (económico) humano. Un ejemplo es el carnicero que establece su tienda, no puedes basar su actividad en la mera caridad (que al final vuelve a ser parte de este egoísmo sano) ya que necesita una recompensa mayor por desempeñar su trabajo.

De esta manera, del intercambio entre personas, surge lo que para algunos es el mayor mal de este mundo: el dinero. Pero ¿Qué es el dinero? El dinero, excepto en esta parte de la historia, ha sido una mercancía más (en la mayoría de los casos la plata y el oro) cuyas características lo hiciesen fácilmente divisible, fácil de llevar, que conservase su valor en el tiempo y lo más importante; querido por todos. El dinero en realidad surge como solución al problema de la rigidez en el intercambio del trueque, ya que si produces patatas y quieres ovejas, con el trueque debes encontrar a alguien que quiera patatas y produzca ovejas. De esta manera, al dar un bien que todo el mundo aprecia y que tenga la confianza que podrá cambiar luego por otros bienes, hacemos posible el intercambio aunque no se cumplan las circunstancias antes dichas. Es decir, gracias al dinero, podemos cambiar porciones de nuestro trabajo por porciones del trabajo de otras personas, así que quien culpa al dinero de todos los males de nuestro tiempo, lo que está culpando realmente es la capacidad del hombre para crear valor y poder intercambiarlo. Es importante ver que de la anterior frase podemos deducir que por ejemplo, el salario de una persona se corresponde al valor que proporciona a la sociedad (en situaciones normales, luego entran en juego ciertas variables) siendo la propia sociedad la que decida cuál es el valor que ese trabajo tiene. Es decir, el trabajador crea un valor gracias a la producción, valor que es puesto a servicio de la sociedad mediante el comercio y que es medido por la propia sociedad. Según este razonamiento, el no permitir -ya sea mediante la excusa de la “protección” o la “necesidad de una regulación”- el trabajo de una persona, que quiera aportar un valor a la sociedad (aunque ese no sea su objetivo real) resulta altamente inmoral y, desde mi punto de vista, incluso degradante al considerar que la creación de valor de esta persona no es necesaria o no es digna de esta sociedad que lo prohíbe.

Como he dicho, el dinero, o las monedas que usamos ahora, pueden ser tratadas como meras mercancías, que simplemente son más útiles en el intercambio. Sin embargo, como mercancías también tienen un valor subjetivo otorgado por la sociedad, de tal manera podemos concluir que a la hora de medir el trabajo, existe un salario real que, siguiendo con el ejemplo del carnicero puede referirse a haber vendido 6 pechugas de pollo, y un salario nominal transferido a dinero que podría ser, por ejemplo 10 €. De esta manera, y sobre todo hoy día que estamos forzados a usar una divisa particular, estamos no sólo sujetos al vaivén del valor de nuestro producto, sino que además, lo estaremos también al de esta moneda, es decir, si los ahorros de cualquier persona están atesorados en euros, y esta moneda se hace menos valiosa, esos ahorros se harán menos valiosos, por eso, debemos ser cuidadosos cuando escuchamos palabras como “devaluar” o “depreciar”, ya que realmente lo que se produce con esto es que nuestro salario, traducido a euros sea menos valioso, estas manipulaciones pueden llevarse a cabo de maneras múltiples y muy sencillas, basándose siempre en la creación de más dinero. Por ejemplo, en el imperio romano, la técnica habitual –sobre todo cuando tenían que financiarse debido a falta de dinero, como ahora- era que se aprobaban leyes para que cada moneda contuviese menos plata, para así aumentar el número de dinero circulando pero provocando a la vez un valor menor en el mismo. Hoy día se utiliza una técnica mucho menos sutil, y es que directamente se imprime más dinero cuando se tengan motivos varios, de tal manera que se reduce el valor del euro en nuestro caso.

En esta primera parte he querido definir el trabajo y la creación de valor que se produce con él además de las ventajas de la especialización y el intercambio y cómo el mercado reacciona a la hora de necesitar un intercambio para saciar el resto de sus necesidades y cómo este método de intercambio puede a veces ser objeto de manipulación debido a motivos políticos ajenos al mercado. En la segunda parte de esta reflexión trataremos sobre las distintas partes que intervienen en la producción y la remuneración que recibe cada una de estas partes.

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