¿Se imaginan salir a la calle y encontrarse con unos niños
jugando con nada más y nada menos que billetes? Esto es lo que pasó en Alemania
tras la Primera Guerra Mundial, cuando nuestros amigos alemanes estaban
arruinados (sí, los alemanes también se pueden arruinar). Ésta situación se dio
cuando, tras la finalización de esta guerra, los alemanes se vieron ante la
obligación de pagar una gigantesca deuda a las potencias vencedoras en concepto
de “reparaciones” y cosas varias, que en realidad eran producto del rencor de
las potencias vencedoras. Alemania se dio cuenta de que esta gigantesca deuda
era imposible de pagar, por lo que optó por la que se considera uno de los
mayores errores en la historia de la economía moderna: imprimir dinero para
pagar esa deuda. Esto provocó que el valor del dinero se perdiese y que
prácticamente no valiese nada, hasta llegar al punto que vemos en la imagen.
Por supuesto, este es un caso extremo, pero es un ejemplo claro de lo que una
devaluación dura podría suponer. Y es que se habla mucho últimamente de la
famosa devaluación, pero exactamente ¿qué es devaluar?, su definición exacta es
la de “disminución del valor de una moneda u otra cosa”, algo que tiene una
serie de consecuencias para cualquier economía, pero veamos cuáles son.
Primero, vemos cómo se consigue que una moneda pierda parte de su valor. Esto depende del banco central, es decir, quien emite la moneda, en nuestro caso el Banco Central Europeo. Para que la moneda pierda valor, lo que debe poner más dinero en circulación ya que al haber más moneda circulando ésta pierde valor. Este dinero en circulación se puede medir con la base monetaria. Al reducir el valor de tu moneda, lo que se pretende conseguir normalmente es “reactivar la economía” ya que al disponer de más dinero, se supone que la economía podría recuperarse. En la teoría esta es la “chispa” que necesita la economía para volver a crecer, presuponiendo que la economía es como un motor, aunque la economía afortunadamente es mucho más que eso, son relaciones sociales, son decisiones de personas, es sobre nosotros, sobre nuestro comportamiento. Otro punto a favor de esta devaluación es que supuestamente aumenta las exportaciones. Este es un efecto de una de las consecuencias de la devaluación: nos hace más pobres súbitamente respecto al resto de monedas, ya que la nuestra vale menos.
Sin embargo, esta devaluación presenta muchas desventajas,
una de las principales es, la de la subida generalizada de los precios, al
inyectar más dinero en la economía es obvio que las cosas valdrán más. La
teoría keynesiana dice que al subir los precios, los sueldos también deben
subir en igual medida, sin embargo esto es sólo el producto de una “inflación de precios sana”, la que
viene provocada por el mercado, de tal manera, en el panorama actual de
devaluación del euro desde prácticamente su inicio vemos esto:
Este gráfico nos muestra cómo, aunque el sueldo medio se ha
mantenido más o menos constante desde 2002 (ha crecido un 6’94% hasta 2011) el
IPC, instrumento mediante el que se mide la inflación usualmente, sí ha crecido
sustancialmente (24 puntos porcentuales). De
esta manera, el español medio, y en nombre de la devaluación, al aumentar su
renta un 7% y hacer que su dinero valga un 24% menos, no creo que le haya
salido bien la jugada que le han impuesto. Sin embargo, este arma de la
inflación “controlada” al Gobierno le viene de perlas, ya que los sueldos suben
con el IPC aunque en menor medida que este, con lo cual, el ciudadano de a pie
verá su sueldo incrementarse y aunque en realidad pueda comprar menos, quedará
encantado. Esta subida del IPC ha
implicado además en esta crisis el incremento no sólo de la desigualdad en el
país, sino de la pobreza, y es España es tradicionalmente un país con una
elevada tasa de paro debido a sus grandes restricciones en el mercado de
trabajo (altas cotizaciones, alta regulación, alto SMI…) esto hace que ante una
subida del IPC seamos especialmente vulnerables, ya que los desempleados no
sólo tienen una dificultad para comprar sus bienes, sino que además los precios
suben para ellos sin una renta que suba al menos un poco o que pueda soportar
ésta subida.
En el apartado de las exportaciones, cabría pensar en la
enorme ayuda que esto tendría que significar para las empresas exportadoras, ya
que al hacer que nuestra moneda tuviese un menor valor, les debería ser más fácil
exportar. En principio esta premisa no tendría por qué ser falsa, sin embargo,
en economía y en los negocios, nunca dependemos de una sola variable, sino del
entorno entero, así países devaluadores hasta el agotamiento como son Venezuela
o Argentina, que además tienen productos que ofrecer (por ejemplo Venezuela
tiene las reservas petrolíferas más grandes del mundo), ven cómo sus exportaciones
decaen. Y es que lo principal aquí no es
tanto la moneda, sino lo competitivo que puedas ser, que es lo que
realmente ahorra tus costes. Este argumento de la moneda, tiene además una gran
contrapartida, y es que puede que sirva para abaratar las exportaciones, sin
embargo otro efecto es que también encarece
las importaciones, una gran parte de los costes de estas empresas
exportadoras son importaciones, que hacen el coste de producir el producto sea
igual, lo único que se pueden ahorrar realmente las empresas en este caso es la
actividad que se produce dentro del país o donde esté la moneda circulante, que
es, en su mayoría el capital humano, es decir, estás abaratando la mano de obra
de un país y haciendo caer sus sueldos reales. Esto no queda aquí, ya que como
hemos dicho, las importaciones se hacen más caras, una de estas importaciones
es la energía, y dentro de la energía es el petróleo. Existen un gran número de
estudios desde el siglo XIX que ponen de manifiesto cómo una energía barata y
abundante, a la vez que eficaz se correlaciona con una economía sana y
creciente, en nuestro país todo lo que es energía no puede ser tomado como
ejemplo ya que la hiperregulación desvirtúa este ejemplo además de encarecerla.
Sin embargo, un ejemplo sencillo y claro de cómo la energía se vuelve más cara
es Japón. Japón es país que basa casi toda su energía en el petróleo hasta tal
punto, de que el movimiento del precio del petróleo, mueve su propia moneda, el
yen.
Name of time-series
[Statistical category] |
Unit
|
Scale
|
Color
|
Line style
|
Line width
|
Mark type
|
Group/ Petroleum, coal & natural gas
[Corporate Goods Price Index (2005 Base)/ Import Price Index (yen basis)] |
CY2005 average=100
|
Left
|
Solid
|
Normal
|
None
| |
Stock Table/Monetary Base
[Monetary Base and the BOJ's Transactions (Stock Table)] |
100 million yen
|
Right
|
Solid
|
Normal
|
None
|
Lo que este gráfico nos enseña, es cómo el precio del petróleo ha aumentado con la cantidad de dinero en el mercado, y es que Japón lleva más de 10 años estancado debido a las políticas de devaluación iniciadas por su gobierno en el principio del milenio, intentando reactivarse. El brutal incremento del precio del petróleo ha provocado, una enorme subida del precio del mismo que sólo se ha visto afectado a la baja en épocas de recesión (barras gris oscuras) con el correspondiente impacto en los costes de las empresas y además en el coste de las familias. Qué quiere decir esto, quiere decir las familias también se ven afectadas por la subidas de estas importaciones, por lo cual, las familias tendrán que dedicar más dinero a cosas como la energía u otros productos importados que subirán más aún que los nacionales, así la demanda interna del país cae, haciendo que las empresas nacionales tanto exportadoras como no importadoras caigan y obtengan menos beneficios. Por lo que al final, el esfuerzo por aumentar estas empresas resulta nulo o incluso negativo. Además, una de las bondades de exportar mucho, es la entrada de dinero en el país, algo deseable, sin embargo, esto puede conseguirse por otras vías, me gustaría poner de ejemplo a Suiza, donde con una moneda tradicionalmente fuerte, que ahora intenta la paridad con el euro (aunque empiezan a querer cambiar esto), apuestan por mantener el valor de su moneda para que los ahorros extranjeros puedan encontrar allí un sitio donde refugiarse de las continuas pérdidas de valor de sus bancos centrales, a pesar de esta moneda fuerte, la economía suiza tiene una fuerte actividad exportadora, ya que como he dicho antes lo realmente importante es la competitividad en estas cosas, permitiendo la entrada de capital por ambos lados. Por supuesto, la economía suiza es muy distinta a la nuestra, con mucha más apertura, mucha más libertad y restricciones bajas o inexistentes en algunos casos.
Otro no muy saludable efecto de la devaluación es el perjudicar el ahorro y promover el consumo
y el endeudamiento, y es que el ahorrar no parece un buen negocio si tus
ahorros en un plazo de 10 años valen un 20% menos, esto debería ser, cuanto
menos, indignante. Además, esta entrada de dinero, provoca una bajada de los
tipos de interés en préstamos, hipotecas etc… Lo que a su vez provoca que los
productos que ofrecen aumentar el dinero ahorrado como depósitos, bonos… Se vea
reducido también. Por lo que esta devaluación alienta el consumir cada vez más
dinero, y pone grandes facilidades al endeudamiento, algo que puede sentenciar una
economía.
Sin esta devaluación sistemática, la crisis que padecemos
ahora podría no haber sido tan brutal sin la enorme deuda acumulada debido al crédito
barato, el restar valor a los ahorros en general sin su valor original que
podría haber significado la salvación de muchas familias, una menor
desigualdad, y más importante una menor pobreza debida a un precio de la vida
cada vez más alto durante la crisis. Aunque lo que podría haber sido siempre es
suposición y no realidad que ha sido la devaluación por sistema.
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