Como establecer un sistema ideológico sin violar los derechos de ningún ser humano
Proyecto de ciudad para "refugiados ecologistas" de Vicent Callebaut. |
Entre todas las ideologías políticas
existentes siempre ha surgido la inquietud de cómo llevar a la práctica sus
ideas para implantar sus modelos teóricos en la realidad. Históricamente las ideologías
más extremas han optado por la violencia, ya sea como herramienta para mantener
el poder (nazismo) o como arma revolucionarla para obtenerlo (comunismo), pero
existe una solución nunca probada que permitiría a estas ideologías extremas y
a cualquier otra establecer su “paraíso” ideológico sin la violación de
derechos que supone la violencia: el
anarcocapitalismo.
El anarcocapitalismo es una filosofía política
que promueve la anarquía entendida como eliminación del Estado, la máxima defensa
de la libertad individual y el derecho a la propiedad privada. Bajo este
sistema, aquellos individuos ideológicamente contrarios al mismo estarían en su
derecho de agruparse y fundar “estados” dentro de unas tierras adquiridas por
ellos mismos o de forma dispersa. Dentro de ese “estado” podrían establecer
leyes propias, dictándolas en forma de contratos voluntarios. En dichos contratos
el órgano de poder se presentaría como una asociación cuyos estatutos podrían
hacer las veces de constitución si fuese necesario. Estos contratos podrían incluir el numero de
clausulas que fuese necesario para hacerlos funcionar como leyes que actuaran
sobre los firmantes de manera que cualquier agencia de arbitraje pudiera
resolver los posibles conflictos o disputas.
Las agencias de arbitraje son una de las
claves de la teoría anarcocapitalista, sustituyendo a la justicia pública.
Estas agencias, existentes en la actualidad, compiten en el mercado a través de
sus costes más bajos, su agilidad o cualquier otra característica deseable por
sus clientes. La agencia a utilizar para zanjar las disputas podría fijarse
incluso en el mismo contrato, de manera que no exista ninguna sospecha de
parcialidad.
La gran ventaja del anarcocapitalismo radica en que cada individuo puede seguir fiel a su ideología dentro de él,
dando lugar a un cambio en la manera de gobernar y llegar al poder de las
distintas ideologías, pasando del modelo actual, donde las vías para llevar a
cabo los planes pasa irremediablemente por la violencia, ya sea en forma de
revolución o en forma de democracia que imponga sus ideas a los que no las
comparten, a un modelo en el que las ideas puedan llevarse a cabo libremente y
en el que el principal papel de sus impulsores será convencer de que sus ideas
son las mejores para llevarlas a cabo voluntariamente en las condiciones que
pacten los interesados.
Además, el anarcocapitalismo abre la
posibilidad de “votar con los pies”, expresión acuñada por economista Charles
Tiebout, que expresa la posibilidad que tendrían los ciudadanos de desplazarse
a aquellos territorios cuyo sistema mejor se ajustara a sus preferencias,
demostrando así mucho mejor sus convicciones que a través del voto.
Otra bondad de esta filosofía sería la posibilidad
que tendrían las distintas asociaciones, sistemas o “estados” de aprovecharse
de las ventajas de las otras y ofrecer las suyas a través del libre
intercambio. Así el bienestar de todos los individuos, agrupados o no se vería
incrementado gracias a la libertad para elegir aquello que mejor satisfaga sus
necesidades y mejor se ajuste a su concepción del mundo.
Por ejemplo, uno de los pilares del
comunismo, el rechazo a la propiedad privada, podría articularse en un contrato
de la siguiente manera. Primero, la sociedad comunista, en representación
debería asociarse a través de un contrato en el que establezcan sus reglas. Una
vez agrupada legalmente, “La Sociedad” podría recibir los bienes de todos sus
integrantes para administrarlos de acuerdo a sus ideales, pasando estos bienes
de ser propiedad privada a ser propiedad pública en manos de “La Sociedad”.
Además, podrían establecerse contratos de una manera similar que hicieran a “La
Sociedad” la propietaria de lo producido por sus integrantes, cerrando así el
círculo de la propiedad privada.
La principal razón por la que el
anarcocapitalismo es denostado por sus opositores es que aquellos que quieren
beneficiarse con la implantación de su ideología saben que para ello necesitan
valerse de los que no están de acuerdo a través de la violencia, ya que de lo
contrario lo apoyarían como medio para lograr sus ideales.
Soberana gilipollez contraria a los principios fundamentales de la anarquía. Ya está bien de dialéctica absurda, el prefijo "anarco-" no se le puede poner a todo porque sí, porque queda cool y alternativo. Kropotkin y Bakunin hablaban de la eliminación del dinero como moneda de cambio y del derecho al bienestar sin condiciones. El comunismo no habla de rechazo a la propiedad privada, sino de socializar los medios de producción. Pero la mentira más grande de todas y que demuestra que no tienes ni la menor idea de teorías anarquistas es que todas y cada una de ellas son contrarias a la violencia. Ninguna persona tiene derecho a quitarle la vida a otra, esa sí que es una de las bases del anarquismo.
ResponderEliminar¿Que quieres defender el neoliberalismo? Muy bien, oye, ahí no me meto. Pero por favor, no llames liebre al gato porque no cuela.
La anarquía es un concepto que se inventa siglos antes que el socialismo, los primeros anarquistas, Chuang-Tse en oriente y Esquilo o Zenón en Grecia no tenían absolutamente nada de socialistas.
EliminarPuesto que el principio fundamental de la anarquía es la oposición al inicio de la violencia, quienes hablan de imponer la eliminación del dinero o el bienestar de unos a costa de otros no pueden ser anarquistas. Por otra parte, tampoco hace falta ser muy listo para comprender que la incautación de los medios de producción equivale a violar la propiedad privada.
EliminarEres tú quien se empeña en llamar liebre al gato, y todo porque Kropotkin y Bakunin así lo hacían. Hazte un favor, deja de hablar por boca de ganso y trata de razonar un poco.
Poco puedo añadir a lo ya dicho en los comentarios anteriores, pero me gustaría saber donde ves que hablo de violencia en este artículo.
EliminarUn saludo y gracias a todos por comentar.
Efectivamente. Cualquiera que tenga una opinión o creencia, política o del tipo que sea, debería comprender que si ésta es correcta no hay ninguna necesidad de imponérsela a nadie, como no hay necesidad de obligar a aceptar dinero o algo valioso. Quien rechaza las buenas ideas tiene un problema serio, pero no impide que otros puedan obtener beneficios de ellas que terminen por convencer al resto.
ResponderEliminarDeberíamos ser menos arrogantes y someter nuestras, siempre demasiado emocionales y poco racionales, convicciones a la prueba empírica de una libre competencia que seleccione las mejores ideas. De terrenos tan emponzoñados como el dogmatismo y la coacción sólo pueden brotar errores fatales.
Pero menos el anarcocapitalismo, todas las ideologías se empecinan, en obligar a pensar o actuar de una manera. Son ideologías esclavistas. Por el contrario, para un anarcocapitalista cualquier estilo de vida es legítimo si es voluntario y pacífico. En eso radica la indiscutible superioridad moral del anarcocapitalismo; denominación adecuada por razones didácticas, dada la usurpación del concepto “anarquía” y tergiversación del concepto “capitalismo” que realiza el esclavismo reinante.