Estados
Unidos es el país con mayor renta del mundo. Posee una tasa de paro por debajo
del 5% y unos niveles de productividad, innovación y desarrollo más potentes
del planeta. Lidera todos los rankings de competitividad internacional y es
destino de muchos inmigrantes de todo el mundo.
Muchos
son detractores de las políticas económicas de este país y las consecuencias de
desigualdad que genera.
La
iniciativa por evolucionar y prosperar es una condición inherente a las
personas, ya sea por intereses individuales o por los intereses de quienes les
rodean. Es vago y pobre el argumento de combatir la desigualdad aumentando el
poder político. La desigualdad entendida como pluralidad y diversidad no debe
plantearse como un problema. La igualdad que debe existir en un país es la igualdad
ante la ley, nunca la igualdad de resultados. El problema no es desigualdad de
un país, sino en el nivel de pobreza que padece.
Existen
tres tipos de desigualdad económica, la desigualdad de consumo, de renta y de
riqueza. La más mediática es la desigualdad de riqueza, pero la que es más
importante y afecta directamente a los ciudadanos de un país es la desigualdad
de consumo.
La
persona más rica del mundo es Bill Gates, que acumula un patrimonio de más de
80.000 millones de dólares. Muchos piensan que la solución pasa por que los
ricos paguen más, pero es absurdo pensar que para combatir la pobreza debemos
extraer de forma coactiva la riqueza que este empresario ha acumulado durante
toda su vida. El patrimonio de Bill Gates está repartido principalmente en
acciones de Microsoft, por lo que la solución mágica que algunos proponen se
traduce en quitarle acciones de su empresa para venderlas y así redistribuir la
riqueza. Además de la injusticia, no solucionaría ningún problema de
desigualdad, pues las acciones de la compañía caerían y se generarían despidos
masivos. Esta práctica ya tiene nombre, se llama expropiación, algo que algunos
gobiernos han llevado a cabo y se ha traducido en consecuencias devastadores para
el país y los ciudadanos del mismo.
Si
de verdad pensamos que los políticos son la solución estamos bastante
equivocados. Regular y poner trabas al libre comercio solo traerá pobreza para
los ciudadanos. Muchos hablan de los problemas de desigualdad que los países
avanzados tienen, pero no proponen medidas coherentes para que el país crezca y
evolucione, solo hablan de mayor redistribución de la riqueza. Son muchos los
ejemplos que hay para argumentar esta opinión. Desde las economías más
planificadas de América Latina, pasando por las diferencias entre Corea de
Norte y Corea del Sur, hasta la Alemania del Este y del Oeste. El libre
comercio beneficia a todos, tanto a países pobres como países ricos. La
globalización ha permitido que muchos países subdesarrollados tengan la
oportunidad de prosperar y crear riqueza, aumentando el nivel de bienestar de
los ciudadanos.
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